Los crónicos están de moda. Los gurús de la política sanitaria lo claman a los cuatro vientos. Las enfermedades crónicas constituyen la mayor parte del consumo de recursos de salud, y representan el gran reto de los sistemas sanitarios para los próximos años. Más años de vida pero unidos a comorbilidades varias. Más años de vida en presencia de procesos crónicos en el entorno de un modelo que convierte al paciente en dependiente de los servicios de salud.
Y de repente se empieza a hablar de autocuidado. Que el paciente sea cada vez más experto en el manejo de sus procesos crónicos se convierte en una prioridad. Y digo yo... ¿No era esa la razón de ser de la consulta enfmermera de Atención Primaria?. Sin duda enfermería tendrá mucho que decir al respecto si los derroteros van por la vía del autocuidado, y de dotar al paciente de las habilidades necesarias para el adecuado mantenimiento de su salud, así como para identificar signos que indiquen exacerbaciones de sus procesos crónicos.
Sin embargo, de tanto hablar de crónicos nos olvidamos de algo. Entre un 15 y un 20% de las consultas de los médicos de familia, y aproximadamente un 70% de las Urgencias de Atención Primaria, y un 40% de las hospitalarias responden a lo que se conoce como Procesos de Baja Complejidad, que se definen como procesos agudos, leves, frecuentes y autolimitados, que a menudo sólo requieren un abordaje sintomático, y entre los cuales podríamos citar el catarro de vías altas, la fiebre, la gastroenteritis, estreñimiento, y algunos otros.
La mayor parte de la frecuentación generada por estos cuadros se genera en niños y adultos jóvenes, y su presencia en el entorno de las urgencias está relacionada con una mayor accesibilidad de estos servicios fuera del horario laboral, de ahí que predominen las personas activas.
Se trata de procesos leves que todos sufrimos una o varias veces al año, por lo que la mayoría de las personas no acuden a consulta, y los manejan mediante el autocuidado. Al tratarse de procesos frecuentes, muchos pacientes han generado las habilidades necesarias para tratarlos en casa, y sólo consultan cuando se presentan complicaciones o transcurren varios días sin evolución favorable. Sin embargo, como ya hemos visto, aún son muchos los pacientes que consultan al primer síntoma.
Aunque el coste macro que supone la atención a los procesos crónicos es infinitamente mayor, no podemos olvidar el coste de oportunidad que supone, sobre todo en Atención Primaria, dedicar una parte importante del tiempo y los recursos a atender procesos que pueden ser abordados por el propio paciente.
Dentro de la progresiva implantación de Prácticas Avanzadas Enfermeras impulsada por la Dirección de la Estrategia de Cuidados de Andalucía, se contempla lo que se conoce como Consulta Enfermera de Urgencias, donde una enfermera abordaría este tipo de procesos, con el apoyo de algoritmos de decisión, pero sobre todo con un enfoque claro de entrenamiento para el autocuidado, y con la posibilidad de indicar fármacos de libre dispensación (OTC), recogidos en el Decreto de Prescripción Enfermera, y que coinciden en buena medida con los medicamentos indicados en los citados procesos de baja complejidad.
Existe importante evidencia fuera de España sobre la capacidad de resolución de enfermeras entrenadas para el abordaje de este tipo de procesos. Sin duda tendría un impacto significativo en la agilización de los circuitos tanto en atención primaria como en urgencias, pero sobre todo, y ahí es donde habría que poner el acento de la eficiencia, el entrenamiento en el manejo de procesos leves por enfermeras, podría constituir una herramienta útil para disminuir la frecuentación por este tipo de procesos, aliviando los costes de oportunidad anteriormente mencionados.
Más información sobre esta inciativa aquí.
Una buena llamada de atención a las organizaciones que en "enfocan" únicamente en la A de su gasto sin prestar atención a otros procesos que podrían liberar recursos para mejorar en otras áreas.
ResponderEliminarComo enfermera de urgencias de un hospital comarcal que fuí durante 5 años puedo comentar que en un porcentaje no despreciable de las atenciones comentábamos que el compañero médico sólo tenía que atender al paciente por la formalidad administrativa de rellenar él la hoja de atención y firmarla...