domingo, 26 de junio de 2011

Indignados en la consulta. La excepción que duele.



En las últimas semanas, dos profesionales cercanos han sufrido agresiones por parte de las personas a las que atendían o sus familiares. Desgraciadamente se trata de una noticia que forma parte de nuestro desayuno informativo con más frecuencia de la deseable. 

Durante 2010 se registraron más de 200 episodios de este tipo en Andalucía. No creo que sea una cuestión, en este caso, de indignación -que tan de moda está- contra profesionales concretos, o contra los trabajadores sanitarios en general. Tampoco contra el sistema sanitario. El violento lo es en casa, en el trabajo, en el supermercado, y cómo no, en la consulta. Por nuestros centros sanitarios pasan todos los días miles de ciudadanos que entienden sus deberes como usuario, y propician un entorno de relación cordial sabedores de que sus derechos como paciente son respetados y garantizados en un entorno de equidad y accesibilidad. 



No quiero dedicar ni un minuto más a unos pocos sujetos que constituyen la excepción, y que entienden la violencia como estrategia para obtener lo que desean o aquello a lo que creen tener derecho. Simplemente hay que condenar firmemente y llegar hasta el final con la actitud de quienes aprovechan la especial "exposición" del profesional sanitario al contacto con todo tipo de personas, para liberar su violencia intrínseca. En Andalucía contamos con el Plan de Prevención y Atención a Agresiones a Profesionales, que proporciona apoyo emocional, sanitario, laboral y jurídico a los profesionales agredidos. 

Prefiero dedicar las últimas líneas de este post a esos pacientes que constituyen la norma, y que todos los días pasan por el sistema sanitario e interaccionan con normalidad con los profesionales, propiciando una relación profesional-paciente dominada por la empatía, la confianza y la tolerancia. Y hay que recordar que a veces lo hacen en contextos de extrema fragilidad, gravedad, vulnerabilidad, temor, ansiedad, dolor, malestar... situaciones en las que no resulta fácil mantener el equilibrio emocional, y sin embargo, lo hacen. 

Por último, mi apoyo y reconocimiento a los profesionales que tienen la mala suerte de toparse con este tipo de situaciones. 



2 comentarios:

  1. Felicidades Jose Luis por haber sido capaz en el post de dar cabida a los dos tipos de usuarios y sobretodo por valorar con independencia la situación.
    Personalmente creo que el personal sanitario, así como el perteneciente a la educación, y en general cualquiera que esté al servicio de los demás debería estar mucho más protegido por las leyes y los jueces...
    Ánimo en la labor diaria, un abrazo

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  2. Gracias por tu comentario, se trata de condenar la violencia en todas sus expresiones, y esta es sólo una de ellas. Un abrazo

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